Fuente: https://www.mendovoz.com/actualidad/provinciales/2017/9/15/trovador-hace-historia-23361.html
MendoVoz dialogó con Sergio Santi, un gran músico mendocino. Una escuela de Guaymallén llevará el nombre del artista.
Con tan solo siete años tomó por primera vez una guitarra, sin saber que no la soltaría nunca más. Sergio Santi, el ex Trovador de Cuyo, tuvo una entrevista con MendoVoz y nos contó sobre su historia, su presente, sus deseos y su gran legado. Emocionado, relató sus vivencias con Tito Francia y el sueño común de la Orquesta de Guitarras, institución que dirige, y le dedicó unas sentidas palabras a Graciela, su compañera de toda la vida.
-¿Cómo nació su interés por la música?
-Tenía siete años cuando empecé con la guitarra. Era un chico muy hiperactivo y mis padres no sabían cómo contenerme, me llevaron a hacer deportes; pintaba porque mi papá era caricaturista y de él viene un poco mi inspiración artística. Hacía unos dibujos raros, me gustaba leer los libros de Julio Verne, y mi mamá me mandó a un médico porque dibujaba naves espaciales y cosas por el estilo, y el médico le dijo: “A este chico lo tienen que mandar a hacer actividades artísticas”, y ahí fue cuando me mandaron a guitarra con la maestra Silvia Lazo. El primer día llegué a mi casa y había aprendido a tocar una zamba: Coplas del Valle. Y así empezó todo.
-¿Cuáles fueron sus primeros pasos como artista?
-A los 10 años, por la situación económica de mi familia, nos mudamos de Guaymallén a Las Heras. Allí me mandaron a la escuela Juan Gregorio de Las Heras y es donde conocí a Omar Rodríguez y otros compañeros. Vivíamos todos muy cerca y un día nos juntamos a tocar la guitarra y a cantar temas como Atahualpa y Una rosa para mi rosa y cuando volvieron mis padres a mi casa se sorprendieron de escucharme cantar. Con Omar empezamos a ir juntos a aprender con el profesor Tomás Lucero, que había sido integrante de Los Trovadores de Cuyo junto a Hilario Cuadros. Vio el perfil nuestro y lo amoldó al estilo trovador. Ahí nos animamos a cantar por primera vez en Radio Nacional, en el año ‘74, como el Dúo Santi-Rodríguez y grabamos el primer disco, que era de acetato.
-¿Cómo fue su llegada a Los Trovadores de Cuyo?
-En el año 1978, vino un empresario de Colombia que había formado una agrupación con los viejos integrantes de Los Trovadores de Cuyo. Nos escuchó cantar en el Teatro Independencia y nos prepararon las voces para poder ingresar como jóvenes en el grupo. Pero fue recién en el ‘83 cuando hicimos nuestra primera gira a Colombia y en el ‘84 se institucionaliza la agrupación con el nombre Los Trovadores de Cuyo, que estaba formada por David Caballero, Federico Fredes, Rubén Oleri y Santi-Rodríguez, pero esa formación se disolvió. En el ‘88 conocimos a los hermanos Chiófalo, con quienes nos unimos (junto a Omar Rodríguez) y continuamos con la obra por 26 años. En 2014 participé de mi última presentación con los Trovadores, en la Semana Federal.
-¿Cómo nace la Orquesta de Guitarras Tito Francia?
-Tengo 35 años de docencia con la música, y una de las cosas que siempre les enseñé a mis alumnos es que no se despojen de los sueños. El proyecto más grande de mi vida es la Orquesta de Guitarras. Empecé con ese sueño en 2000. Estaba estudiando con Tito Francia desde 1997, él fue uno de mis últimos y más grandes maestros. Tito me enseñó a trabajar ética y fielmente con la música, a trabajar con el efecto que produce el sonido y cómo proyectarlo para producir afectos. Él me hablaba de la idea de armar una orquesta pero en aquella época era muy difícil porque no había tanto semillero de guitarristas. Eso a mí me quedó, empecé a hacer pruebas y a hablar con varios músicos, hasta que un día apareció un hermano de la vida: Pablo Budini, que venía de estar en Buenos Aires. Le propuse formar la orquesta y soñó conmigo. Hicimos un proyecto que empezamos a mostrar en las municipalidades hasta que en Guaymallén nos apoyaron con la idea. Hoy la Orquesta de Guitarras Tito Francia cuenta con 27 músicos y ya grabamos nuestro disco.
-¿Y el presente cómo lo encuentra?
-Ya tengo más de 150 obras y algunas fueron grabadas con los Trovadores, como el homenaje a los caídos de Malvinas: Los 17 héroes mendocinos. Y hoy me siento feliz porque estoy terminando de grabar mi primer disco solista.
-Hace poco se designó que una escuela artística lleve su nombre. ¿Cómo tomó este reconocimiento?
-A la escuela artística vocacional nº5-028, anexa a la escuela Profesor Luis Quesada, de Guaymallén, le han puesto mi nombre gracias a una iniciativa del director Diego Cara y de la profesora de canto Laura Leytes. No sé expresar lo que me pasa en este momento. Pienso que algo habré hecho para merecerlo. Me siento muy feliz por mi presente y por todo lo que la vida me está dando. Son muchas cosas las que me pasan por la cabeza ante este tipo de reconocimientos, es muy fuerte. Hay algo que escribió mi mujer dirigido a mí, donde resaltaba: “qué bonito que otras generaciones puedan reflejarse o imitar las cosas buenas que hiciste”.
-¿Y qué ha tenido que ver su familia en este camino?
- El acompañamiento de la familia es muy importante. Yo he tenido la bendición de que mi mujer me acompañó en el camino, con aciertos y errores, y me siguió. Me equivoqué muchas veces y ella me lo hizo ver con mucha ternura. Hemos sido compañeros y agradezco mucha a Graciela por haber dejado proyectos de lado para acompañarme a mí y a mis hijos. La tarea de una mujer es sublime. Voy a estar siempre al lado de ella hasta que la vida diga basta.
Con tan solo siete años tomó por primera vez una guitarra, sin saber que no la soltaría nunca más. Sergio Santi, el ex Trovador de Cuyo, tuvo una entrevista con MendoVoz y nos contó sobre su historia, su presente, sus deseos y su gran legado. Emocionado, relató sus vivencias con Tito Francia y el sueño común de la Orquesta de Guitarras, institución que dirige, y le dedicó unas sentidas palabras a Graciela, su compañera de toda la vida.
-¿Cómo nació su interés por la música?
-Tenía siete años cuando empecé con la guitarra. Era un chico muy hiperactivo y mis padres no sabían cómo contenerme, me llevaron a hacer deportes; pintaba porque mi papá era caricaturista y de él viene un poco mi inspiración artística. Hacía unos dibujos raros, me gustaba leer los libros de Julio Verne, y mi mamá me mandó a un médico porque dibujaba naves espaciales y cosas por el estilo, y el médico le dijo: “A este chico lo tienen que mandar a hacer actividades artísticas”, y ahí fue cuando me mandaron a guitarra con la maestra Silvia Lazo. El primer día llegué a mi casa y había aprendido a tocar una zamba: Coplas del Valle. Y así empezó todo.
-¿Cuáles fueron sus primeros pasos como artista?
-A los 10 años, por la situación económica de mi familia, nos mudamos de Guaymallén a Las Heras. Allí me mandaron a la escuela Juan Gregorio de Las Heras y es donde conocí a Omar Rodríguez y otros compañeros. Vivíamos todos muy cerca y un día nos juntamos a tocar la guitarra y a cantar temas como Atahualpa y Una rosa para mi rosa y cuando volvieron mis padres a mi casa se sorprendieron de escucharme cantar. Con Omar empezamos a ir juntos a aprender con el profesor Tomás Lucero, que había sido integrante de Los Trovadores de Cuyo junto a Hilario Cuadros. Vio el perfil nuestro y lo amoldó al estilo trovador. Ahí nos animamos a cantar por primera vez en Radio Nacional, en el año ‘74, como el Dúo Santi-Rodríguez y grabamos el primer disco, que era de acetato.
-¿Cómo fue su llegada a Los Trovadores de Cuyo?
-En el año 1978, vino un empresario de Colombia que había formado una agrupación con los viejos integrantes de Los Trovadores de Cuyo. Nos escuchó cantar en el Teatro Independencia y nos prepararon las voces para poder ingresar como jóvenes en el grupo. Pero fue recién en el ‘83 cuando hicimos nuestra primera gira a Colombia y en el ‘84 se institucionaliza la agrupación con el nombre Los Trovadores de Cuyo, que estaba formada por David Caballero, Federico Fredes, Rubén Oleri y Santi-Rodríguez, pero esa formación se disolvió. En el ‘88 conocimos a los hermanos Chiófalo, con quienes nos unimos (junto a Omar Rodríguez) y continuamos con la obra por 26 años. En 2014 participé de mi última presentación con los Trovadores, en la Semana Federal.
-¿Cómo nace la Orquesta de Guitarras Tito Francia?
-Tengo 35 años de docencia con la música, y una de las cosas que siempre les enseñé a mis alumnos es que no se despojen de los sueños. El proyecto más grande de mi vida es la Orquesta de Guitarras. Empecé con ese sueño en 2000. Estaba estudiando con Tito Francia desde 1997, él fue uno de mis últimos y más grandes maestros. Tito me enseñó a trabajar ética y fielmente con la música, a trabajar con el efecto que produce el sonido y cómo proyectarlo para producir afectos. Él me hablaba de la idea de armar una orquesta pero en aquella época era muy difícil porque no había tanto semillero de guitarristas. Eso a mí me quedó, empecé a hacer pruebas y a hablar con varios músicos, hasta que un día apareció un hermano de la vida: Pablo Budini, que venía de estar en Buenos Aires. Le propuse formar la orquesta y soñó conmigo. Hicimos un proyecto que empezamos a mostrar en las municipalidades hasta que en Guaymallén nos apoyaron con la idea. Hoy la Orquesta de Guitarras Tito Francia cuenta con 27 músicos y ya grabamos nuestro disco.
-¿Y el presente cómo lo encuentra?
-Ya tengo más de 150 obras y algunas fueron grabadas con los Trovadores, como el homenaje a los caídos de Malvinas: Los 17 héroes mendocinos. Y hoy me siento feliz porque estoy terminando de grabar mi primer disco solista.
-Hace poco se designó que una escuela artística lleve su nombre. ¿Cómo tomó este reconocimiento?
-A la escuela artística vocacional nº5-028, anexa a la escuela Profesor Luis Quesada, de Guaymallén, le han puesto mi nombre gracias a una iniciativa del director Diego Cara y de la profesora de canto Laura Leytes. No sé expresar lo que me pasa en este momento. Pienso que algo habré hecho para merecerlo. Me siento muy feliz por mi presente y por todo lo que la vida me está dando. Son muchas cosas las que me pasan por la cabeza ante este tipo de reconocimientos, es muy fuerte. Hay algo que escribió mi mujer dirigido a mí, donde resaltaba: “qué bonito que otras generaciones puedan reflejarse o imitar las cosas buenas que hiciste”.
-¿Y qué ha tenido que ver su familia en este camino?
- El acompañamiento de la familia es muy importante. Yo he tenido la bendición de que mi mujer me acompañó en el camino, con aciertos y errores, y me siguió. Me equivoqué muchas veces y ella me lo hizo ver con mucha ternura. Hemos sido compañeros y agradezco mucha a Graciela por haber dejado proyectos de lado para acompañarme a mí y a mis hijos. La tarea de una mujer es sublime. Voy a estar siempre al lado de ella hasta que la vida diga basta.
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