martes, 18 de febrero de 2020

El Chimica, un prolífero compositor de tonadas

Fuente: VENDIMIA  Sábado, 7 de marzo de 2015
Por Gisela Manoni - gmanoni@losandes.com.ar

Este hombre del Valle de Uco pide que el cuyano no relegue su identidad.
El Chimica,  un prolífero compositor  de tonadas. 
A los 9 años, Chimica González se abrazó a su guitarra y a la música cuyana.

La historia del Chimica González habla del talento innato, pero también de las marcas del folclore “mamado desde la cuna”. Habla del acervo cultural circulando por las venas y del sentir cuyano, más que como una bandera, vuelto la propia piel. La historia del Chimica González cuenta lo que pasa con una voz cuando encuentra en la guitarra su vehículo de expresión y de reclamo. 

Raimundo apenas si llegó a cuarto grado (“fui a la escuela... para ver quién estaba”, bromea él). Nació y se crió entre peñas en Tupungato, vivió parte de su niñez en San Rafael y dio con su ’verdadero’ hogar a los 16 años, cuando pisó suelo tunuyanino. Todavía se le humedecen los ojos al recordar su llegada a “este bendito suelo en abril de 1956”, porque fue allí donde descubrió su vocación por las letras y por la tonada. 

Este cantautor valletano ya lleva escritas cerca de 600 canciones y registradas unas 100 tonadas. Tiene diez poemas publicados en distintas antologías. Sus versos son interpretados por más de 40 grupos folclóricos, desde Los Trovadores de Cuyo y Pocho Sosa hasta bandas locales que lo consideran casi una leyenda. 

Su tema ‘Amigo por siempre amigo’ es el himno de las serenatas valletanas. Fue distinguido con ‘valores sanmartinianos’. Ganó premios en Buenos Aires y conquistó con la música de estos lares el oído de afamados tangueros, como Raúl Lavié, Beba Bidart y Edmundo Riveros. Es un convencido del ‘encanto’ que encierra el folclore cuyano y lo defiende todos los sábados desde el programa de radio ‘De nuestra esencia’, que conduce con su hija Paula en la FM 101.9.

Zambita para mi valle’ fue su primera canción. La escribió a los 16 años, cuando trabajaba ‘desrramando’ los árboles en la época de la cosecha de manzana. “Enseguida, fue furor en el pueblo. La cantábamos en las serenatas con amigos (Martín Quiroga, Patricio Aracena, Filo Paz y Américo Barroso), por las calles, sentados en las veredas... era nuestra pasión”, recuerda el hombre.

Sus inicios

“Yo empecé con el derrotero de la música cuando tenía apenas nueve años”, empieza su relato el ‘Chimiquero’, y va pintando paisajes de su infancia al igual que en sus canciones. Dice que se dejó ganar por la admiración por su hermano mayor Roque y tomó una guitarra para imitarlo. Desde entonces, se sintió cómodo en ese “sayo”.

Claro que el puesto donde se crió en La Cieneguilla, en medio de los cerrillos tupungatinos, era el mejor caldo para cultivar tal vocación. “En mi casa se hacían fiestas muy célebres. Mi papá cumplía años el 23 de mayo y empezaban los festejos la noche del 22 y terminaban el 31. Se carneaban animales y llegaba gente de distintos lados. Yo veía a los cantores que llegaban y actuaban... los admiraba”, rememora el hombre, que hoy vive en una sencilla casa de Tunuyán con su mujer y sus cuatro niñas. 

Primero fueron sus hermanos, después sus amigos, luego su hija y por último los nuevos amigos que le regaló la música, pero siempre el Chimica tuvo quien lo acompañara en el canto y en los escenarios. Junto a Humberto González formaron un dúo por 24 años que se llamó ‘Mensajeros de Uco’. 

Aprendió “mirando” a tocar la viola y dejándose ganar por la emoción, a escribir versos. “Creo que uno nace con la condición; un día descubrí que Dios me había dado el talento”, reconoce el tonadero. No cree en la inspiración poética, pero suele tomar lápiz y papel apenas se ‘topa’ con algo que lo conmueve. Por ejemplo, para uno de sus últimos poemas se inspiró en un anciano con el que se cruzó en la calle.

Hasta hace poco, su obra se conservaba en los mismos papelitos ya raídos que habían servido de soporte al autor cuando era asaltado por una idea. Ahora, sus pequeñas le ayudaron a llevar todo a versión digital. Fue hace poco también que lo asesoraron que debía registrar los temas para cobrar el derecho de autor. 



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